martes, 29 de noviembre de 2011

EL YACUMAMA

Allá por los años idos, las viejas consejeras lugareñas infundían de un temor supersticioso a nuestros espíritus infantiles, asegurándonos la existencia del "Yacumama", cuya traducción del quechua es "madre del agua".


Según los narradores, el yacumama era un monstruo horrible, con formas de serpiente gigantesca dotada de una gran cabeza y boca igualmente enorme, lo que le facilitaba a satisfacer su extremada voracidad, engulléndose íntegramente sus presas aún así se tratase de un hombre.
Dicen que la madriguera de esta fiera estaba en las aguas de "Azungue Grande", que en tiempos aquellos era un lago de apreciable profundidad, cuyo desagüe se hacía por un angosto caño.
Cierta vez, se les ocurrió a los moradores de este lugar pescar en esas tranquilas aguas.
Efectivamente, en un día claro y de sol quemante, salieron todos rumbo a la pesca. Después de los consiguientes preparativos y una vez que largas hileras de balsas se deslizaban por la superficie del lago, con sus respectivos y expertos bogas, se dio principio a la pesca, echando el barbasco, en medio de una algarabía y entusiasmo general. Pasó un instante y los peces daban muestras de sentir los efectos del veneno.
Cuentan, que en este preciso momento se levantó, con violencia inaudita, una ola gigante acompañada de un viento huracanados, que hizo zozobrar muchas barcas. Se oscureció el cielo, los truenos rugían, los relámpagos ininterrumpidamente zigzagueaban con su luz azulina y la tempestad vino luego.
Todos estos fenómenos sucedidos en el intervalo de breves instantes, sembraron el espanto y la confusión entre la multitud allí congregada y bajo una recia lluvia nunca vista, las gentes huían despavoridas. Pues se decía que el "Yacumama" se había despertado enojado, porque se envenenaron sus aguas. Así, en medio de impresionante angustia, terminó este intento de pesca.
Cuentan las tradiciones que al día siguiente, los moradores de esos sitios, vieron bajar el "Yacumama" hacia el río Mayo con ruido semejante al producido por el huracán, asegurándose que se fue a habitar en la poza de "Mono Huacana", la que según se dice, lleva este nombre porque los monos lloraron de miedo ante la visión de aquel monstruo.
Cuéntase también, que desde aquel día el encañado de desagüe de "Azungue" se ahondó, disminuyendo sus aguas en tal forma que no quedó sino una pequeña laguna, y gran parte de lo que antes era lago, es ahora una verde pradera


Autor : JOSE ANTONIO CORDOVA WAJAJAY
Derechos Reservados

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