Basado en hechos reales :

Esto sucedió el año pasado yo caminaba por la ruta de la
Avenida Grau de la ciudad de Moyobamba, todo estaba en silencio era raro
que casi nadie estuviese afuera, comúnmente los negocios que hay por
la ruta abren hasta la una de la madrugada, pase por la Flor
de Maíz caminando con mi mochila y pensando en algunas cosas que
se venían en mente para solucionar un inconveniente con un trabajo
que habíamos realizado, llegando ya por el Grifo que se encuentra en
la ruta sentí un escalofrío algo
extraño, creía que iba a llover o que alguien me seguía
unos minutos llegando al siguiente grifo que está a una entrada a Fonavi uno vi
en la oscuridad que algo corría y desaparecía en la
oscuridad, era como un niño jugando y escondiéndose, parecía que
solo yo me había percatado de eso, solo pasaban unos cuantos moto
taxis, y todo seguía normal, fue en eso que el frío de la
noche daba la media noche yo seguía caminando y antes de llegar a la
entrada que lleva al coliseo cerrado vi a lo lejos que frente a
mi había una sombra que más bien reflejaba una
nube, subí la mirada y no visualice nada, seguí avanzando
y la sombra me seguía .
En tan solo unos segundos de ver que la sobra seguía mi
rumbo, rápidamente cayeron dos aves muertas a mis pies,
me sorprendió y asusto la caída de aquellas aves.
Siguiendo mi ruta vi que el Renaco que se encuentra al frente del
mercado Ayaymama se movía violentamente con el viento cuando de eso salió
como una aparición la imagen de un niño algo viejo en su aspecto del mismo
Renaco que hábilmente como si fuese su guarida
se metía y habría como puertas agujeros en el Renaco,
me quede anonadado y con un frío en todo mi cuerpo
Yo aún quieto por lo desconcertado que estaba, solo me quede lleno de
nervios y salí caminando rápidamente sin
mirar atrás pase toda la avenida hasta llegar a la esquina del cruce
de Uchuglla, sin pensar nada mi mente estaba emocionado por tal visión;
siempre quise tener un encuentro con el chullachaqui y fue
sorprendente; aunque tenebroso ya que solo aparece en mi mente esa mirada de
enojo que emitió mientras lo miraba a unos cuantos metros cerca de allí,
llame un moto taxi que pasaba por allí y
le pedí que me lleve a mi casa y luego casi ni pude dormir con
el éxtasis de aquella madrugada, luego sufrí de malestares
que me llevaron a vomitar seguidamente aquella madrugada.
No sabía si lo que había visto era real pero me di cuenta que sí
lo era ya que no fui el único que lo había visto.
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