Agutí era una comunidad ubicada a las afueras de Moyobamba, los
pobladores de aquella comunidad eran conocidos por tener sus casas a
orillas del Río Mayo, eran muy adaptados a cualquier cambio, eran audaces en la
casa y siembra de tubérculos, los cuales cultivaban y sembraban, todos allí
trabajaban con un esmero único y gustaban mucho de comer frutos; las
comunidades aledañas los visitaban para intercambiar víveres u objetos que
adquirían y realizaban un trueque o intercambio.
Eran tiempos de abundancia en esa época y se acostumbraba siempre
almacenar víveres para tiempos de sequía, los Agutí eran muy buenos en
almacenar y distribuir víveres, tanto que los llevaban a otras comunidades para
que enseñen a conservar los alimentos, sembraban y cosechaban.
Llego la tan temible sequía y pueblos enteros viajaban a las comunidades
nativas a proveerse de alimento, llevaban consigo monedas con las cuales
compraban alimentos a sus anchas, los pobladores de las comunidades, se veían
inmersos entonces en cambios sociales, ya que al ir a las ciudades podían
comprar casi todo con el dinero y no necesitaban seguir sembrando, todo había cambiado
para ellos tal era la comodidad que no tardó en hacerse un mal ya que
comenzaban a aumentar precios por los alimentos y el dinero era gastado
vanamente, gastaban el dinero en ropa, comodidades y algunas baratijas que
gustaban.
El tiempo no perdono la osadía y termino por acabar el abastecimiento de
comida, no había alimentos para abastecer a los pobladores, ellos a su vez
inmersos en la miseria tenían que salir de sus comunidades y trasladarse para
empezar de nuevo ya que la tierra donde labraban sus alimentos estaba seca; los
aldeanos de las ciudades tampoco hallaban alimentos fue cuando a orillas del
lejano sitio de las comunidades encontraron a los Agutí, estos tenían comida en
abundancia.
Los aldeanos compraban pero los Agutí no vendían alimentos, solo los
intercambiaban por algo que ellos veían de valor para sus sembríos y población,
así pasó el tiempo y varios aldeanos enojados con los Agutí por el tipo de
cambio que tenían regresaban ya que ellos solo poseían dinero, y los Agutí solo
querían preservar sus costumbres.
En la comunidad Agutí vivía un joven llamado Cotuza, que se emocionaba
con el nuevo cambio que traían los extraños, era algo nuevo era un desarrollo,
tan entusiasmado estaba que quería cambiar el también, viajaba con algunos
aldeanos a las ciudades y paseaba anonadado por tanta diferencia, veía
bicicletas, camisas en fin algo distinto, en eso se dio cuenta que algunos
pobladores furiosos conversaban en el pueblo, estaban enfadados, el no entendía
el nuevo dialecto de los extraños ya que siempre traducían lo que decían cuando
iban a su comunidad, este al verlos se les acerco y se sentó a ver la reunión,
lo que no sabía era que los aldeanos querían ir en grupo a saquear su
comunidad.
Pero no sabían cómo llegar allí ya que el único acceso era por el río y
ellos los divisarían y perderían ante tanta población el ataque que planeaban;
uno de los aldeanos vio al muchacho y veía que este aceptaba e intercambiaba
objetos que traía por algo nuevo, entonces se paró y hablo diciendo que el
muchacho los podría ayudar, Cotuza que no entendía solo sonreía cuando le
señalaban en reunión.
Llamaron un traductor ante Cotuza, y este tradujo lo que los aldeanos
querían, con engaños ellos le darían todo lo que quisiera si los llevaba a su
comunidad para conversar con todos sus amigos, el muchacho animoso acepto y les
enseño un sendero que los dirigió al corazón del pueblo; los aldeanos llenos de
ira alistaron sus carabinas y escopetas, para arremeter hacia la comunidad,
Cotuza recibió varias cosas nuevas, radio, ropa, juguetes y demás baratijas que
poseían, este animoso se quedó guardando todo para llevárselo a sus amigos sin
presagiar que esa noche pasaría algo horrible.
Cotuza les mostró el sendero y los aldeanos enceguecidos por la avaricia
y codicia, arremetieron a la comunidad mataron mujeres y niños, los despojaron
de sus víveres y animales que criaban, destruyeron todo y dejaron la comunidad
en cenizas, no quedo rastro de nada.
Cotuza quien no sabía nada de lo que acontecía iba alegre por el bosque
cargando sus nuevas adquisiciones para la población, al llegar terrible fue su
sorpresa cuando vio a los suyos muertos, todo lo que conocía había sido
destruido, no sabía qué hacer, lagrimas caían de sus ojos, buscaba a su madre,
o a alguien vivo pero no había rastros de nada.
La desesperación era grande que lleno de tristeza fue al río e intento
ahogarse pero algo en él no lo permitía, gritaba y en su mente creía que si
devolvía todo lo que había cambiado su pueblo volvería.
El sol al ver esto bajo en forma de hombre y triste lo abrazo, le dijo
que no quería que termine su vida matándose por algo que inocentemente había
hecho.
Así que lo convirtió en una especie de roedor gigante, le dio la
habilidad para seguir viviendo de la siembra, y naturaleza para que
sobreviviera en el bosque, también para su alegría revivió a su población en
forma del mismo roedor y les dio el nombre de la misma población, El Agutí
desde entonces se hizo parte del bosque, y continua viviendo en él aunque
nosotros lo conozcamos como el Añuje
AUTOR : JOSE ANTONIO CORDOVA WAJAJAY
DERECHOS RESERVADOS.
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