Antiguamente en la hermosa ciudad de Moyobamba, vivía un niño llamado
Robert, este era un niño muy alegre y amable con los demás, tenía amigos por
cientos, se divertía mucho en las noches de luna llena, salía a jugar a las
escondidas con sus amigos y amigas y todo era felicidad sus vecinos lo
estimaban mucho.
Pero la felicidad de Robert, se truncaba al llegar a su casa, ya que era
huérfano de madre, y su padre era un agricultor perdido en el alcohol, llegaba
siempre ebrio y molesto, la sonrisa del pequeño se volvía llanto ya que el
padre malgastaba su dinero y molesto castigaba al indefenso niño.
Una noche el padre de Robert llego con unos amigos y envió al pequeño en plena oscuridad a comprar licor, el niño solicitó al padre un mechero para alumbrarse e ir a buscar lo solicitado, pero este molesto solo lo golpeo diciendo que no quería escusas y lo echo de la casa el niño casi llorando camino hacia la salida de su huerta, y vio que toda la ciudad estaba a oscuras, los caminos recién estaban hechos y por la oscuridad no sabía dónde ir.
Salió de su casa y dio unos pasos cuando escucho el sonido de un
caballo, el niño paró y grito diciendo quien era, el jinete encendió su mechero
y se dio con la grata sorpresa de que era su vecino Paulino, el niño casi feliz
le pidió que lo llevase a la casa de Diógenes el dueño de la licorería,
este accedió y fueron por el camino obscuro tan solo alumbrados por el mechero;
cuando llegaron el vecino se despidió y el niño con miedo al retorno solo le
agradeció con una preocupante mirada.
El señor Diógenes atendió al muchacho diciéndole que era ya muy tarde para que ande solo, el niño explicaba que eran deseos de su padre, se despidieron y el niño caminaba por el camino solitario hacia su hogar, de pronto escuchaba cantos lastimeros de lechuzas y ladridos de perros, los cuales hacían que el niño tuviese aún más miedo, sin darse cuenta este tropezó y cayó en un agujero que habían cavado, de pronto sintió que alguien lo levantaba amablemente, el extraño tenía un mechero muy brillante, el niño le agradeció y el personaje le dijo que tuviese cuidado, el niño le pidió que lo acompañase con su mechero hasta su casa, ya que tenía miedo a la obscuridad, el extraño personaje accedió y fueron conversando sobre los juegos que acostumbran los niños, el pequeño pregunto quién era y este le dijo que era un chullachaqui, el pequeño miro fijamente y era cierto las facciones del personaje eran iguales a las que el niño escuchaba en los cuentos de sus vecinos, la piel demacrada, el tamaño, hasta el pie deforme, pero había algo extraño este duende era muy amable con el niño.
Caminaron el trecho y el niño se llevaba bien con el chullachaqui, se hicieron amigos en el camino, se reían mucho de las ocurrencias, el duende le comentaba que le gustaría tener un amigo con quien jugar y más amigos, el niño le contaba de los otros amigos, pero cuando llegaron a su casa el niño se percató que su nuevo amigo y no estaba.
Al día siguiente el niño muy contento comento lo ocurrido a sus amigos, pero los niños no lo tomaban en cuenta ya que no creían en esas historias, el niño reto a sus amigos a salir en la noche para que vean a su nuevo amigo, los niños accedieron y se fueron a sus casas.
Ya de noche salieron a jugar, era noche de luna llena, los campos y los
caminos eran visibles y los niños jugaban amenamente, cuando de pronto Robert
escucho el llamado de su amigo, este estaba escondido detrás de un árbol,
Robert entonces llevo a todos sus amigos a donde se encontraba el
chullachaqui, los niños se sorprendieron al ver al duende y comenzaron a
observarlo minuciosamente, no le tenían miedo le preguntaban cosas y comenzaban
a jugar como si hubiesen sido amigos siempre.
La noche se terminaba y los niños regresaban muy alegres al poder ver por primera vez al chullachaqui, entonces Robert muy cansado se retiró a dormir el duende lo acompaño y agradeció por su amabilidad, llegaron a su casa y el niño feliz se despidió.
Al día siguiente el padre de Robert fue a su chacra a cosechar alimentos
y dejo al niño al cuidado del hogar, el niño comenzó a limpiar su hogar cuando
comenzó a llover muy fuerte, el niño salió a jugar con la lluvia, pasaron las
horas, la lluvia seguía y el padre de Robert no aparecía, de pronto por las
calles se oyeron rumores de que el Río Mayo había crecido y había volcado
varios botes y habían personas ahogadas.
Robert al ver que su padre no venía, preocupado saco su mechero, se puso un poncho y fue en busca de su padre; afuera la lluvia era muy fuerte y no se veía nada, el muchacho esta desorientado y seguía caminando rumbo al Río Mayo, de pronto sin presagiarlo se le apareció su amigo el chullachaqui quien no dudo en ayudarlo en su búsqueda.
Eran las 8 de la mañana un día muy triste para los pobladores de Moyobamba, varios cuerpos fueron rescatados sin vida del Río Mayo, entre ellas el padre de Robert.
Los vecinos fueron a ver al alegre niño a su casa pero no había nadie,
se pusieron a buscarlo sin éxito alguno.
Se cuenta que en noches oscuras, se ve en los caminos a un niño y su amigo solos divagando sin rumbo con sus mecheros encendidos y que saludan tristemente
Y preguntan sobre si conocen al padre del pobre niño Robert.
Otros dicen que el niño murió en el Rio buscando a su padre y otros que
el duende lo llevo hacia un lugar mejor.
AUTOR : JOSE ANTONIO CORDOVA WAJAJAY
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