martes, 14 de agosto de 2012

RELATOS SOBRE EL CHULLACHAQUI


Oh, el "Chullachaqui", el diablo de los pies desiguales, que se transforma, de un momento a otro, en gente, en planta, en ave, en mariposa, en perro, dentro de las verdes soledades del bosque, y asusta a los caminantes o rapta, con engaños, a los niños que andan solos o que se quedan en los tambos de las chacras, como también a los adultos... Aparece, por lo general, en la persona de un pariente, o a veces, en la de un amigo, e invita amablemente, con oportuno pretexto, a seguirle por el bosque, hasta que después de haber caminado regular distancia, dentro del silencio, se revela tal como es, y deja amarrado a su víctima, si es adulto, en una "Tangarana", el árbol de millares de hormigas rojas y feroces, y si es niño lo sube a uno de los arboles gigantescos, donde le
deja oculto en el frondoso ramaje... cuantos relatos terroríficos se cuentan al respecto!. .. Relatos espeluznantes que estremecen el cuerpo y el alma...


Cuántas veces se oye decir que se han encontrado niños raptados por el "Chullachaqui", en los altos árboles, con los rostros desfigurados por terribles rasguños, ya sin habla, mudos! cuántas veces en mi lejana infancia he oído decir a la gente de mi pueblo que aun en los renacos viven los "Chullachaquis", cuyas conversaciones son percibidas en los momentos de tempestad y en los misteriosos anocheceres! -Bulla, bulla, conversan los "Chullachaquis" en los "renacos" oí decir siempre. Don Purificación era un viejecito eximio relatador de cuentos selváticos... Siempre sus sobrinos, nietos y a veces también algunos niños del vecindario, en los gloriosos atardeceres tropicales, nos reuníamos a oír maravillosos relatos de sus labios, sentados en el patio de su casa sobre un ancho cuero de vaca, o si como en las blancas noches de luna. -Una vez tu abuelo - don Purificaci6n estaba "misionando" en la chacra. Cultivando el platanal. Y al atardecer de uno de esos días. 

Después de una ruda labor, tuvo deseos de comer caimitos... Y cerca de la chacra, en medio de un verde "shapumbal", había muchos árboles de esa fruta deliciosa... 

Tu abuelo se dirigió a este sitio, subió a uno de los árboles y perdido dentro del abundante ramaje, estaba comiendo las frutas...
La tarde era bonita, pero muy silenciosa; el Sol moribundo hacia brillar como piedras preciosas a los caimitos amarillos, que colgaban de las ramas...

-Compadre José... Compadre José...
De pronto oyó tu abuelo que lo llamaba... Intrigado el viejecito de que le llamaran en esa hora silenciosa, y todavía tratándole de compadre, separando las ramas, miro abajo y vio a un hombre cerca al árbol de caimito, entre las "shapumbas".
-quién eres -grito entonces. -Yo, compadre José... Tu compadre Damián -respondió el otro, esquivando mirarle de frente. -, Mi compadre Damián? , Y de dónde vienes, compadre? siguió preguntando tu abuelo, con desconfianza. -De mi chacra, compadre -contesto aquel. Tu abuelo tenía desconfianza porque don Damián, su compadre, no hacía mucho que habrá viajado por el rio a Iquitos, llevando diversos productos; y no era tiempo todavía para que hubiese regresado... Y pensó en el acto, que el tal compadre no era otro que el Chullachaqui, que trataba de burlarse de él.

-No me tientes, Satanás -grito tu abuelo. Tú no eres mi compadre Damián; eres el Chullachaqui Mi compadre estará en Iquitos... Ahora vas a ver, maldito.
Espera para que conozcas lo que soy capaz! Espera...
Tu abuelo empezó a bajar del árbol, con un palo en mano, y profiriendo amenazas... En esos momentos no hay más que hacer uso de todo nuestro valor; de lo contrario se está perdido El Chullachaqui, ante todo, nos tienta, nos pulsa el ánimo No hay que ser cobardes, hay que ser valientes...

EI fingido compadre habrá desaparecido misteriosamente, dejando en el ambiente un fuerte olor putrefacto... No había duda, era el Chullachaqui... allí estaba flotando en el aire su olor característico!
Cuando llegó la noche, una linda noche con millares de estrellas, tu abuelo subió a dormir en el terrado de la choza. En el preciso instante que se acostaba, resonó una extraña carcajada en el bosque, que estremeció el ambiente. Era el iChullachaquil... Felizmente tu abuelo era un hombre que no tenía miedo, y confiaba sobre todo, en Dios; se levantó y desde la escalera de la choza, con dirección al bosque oscuro, grito con todas sus fuerzas:

-en nombre de Dios. Espíritu del infierno, te digo que te alejes.... Después un silencio profundo envolvió el ambiente, que era turbado únicamente en determinados momentos, por el canto de algunas aves nocturnas... -El Chullachaqui, nos tienta, nos pulsa el ánimo -dijo don Purificación, y nos relató otro suceso. -En una noche de luna, clara como agua de arroyo, don Valentín iba de su chacra al pueblo, montado en buen caballo Este don Valentín era hombre valiente, no tenía miedo ni al "Tunchi" ni al diablo; y siempre le placía viajar. En las noche: de luna continuo relatando don Purificación iba por el camino silencioso, pero iluminado de luna, cuando en la cumbre de pequeñico cerro de "Poloponta", que es un sitio "pesado", salió un hombre de la vera del camino, hablando palabra: ininteligibles y gangosas, con el decidido propósito de detener al caballo de don Valentín.

 El caballo, como era natural, Se asustó. Dio un tremendo salto y por poco casi derriba al jinete... Don Valentín, sin amedrentarse, hinco las espuelas del animal, al mismo tiempo que le propinaba fuerte riendazos, consiguiendo atropellar al fantasma, el que conociendo el temple valeroso del jinete, no hizo más que adelantarse. Y seguir por el camino, a cierta distancia de don Valentín, hablando siempre palabras incomprensibles y gangosas; don Valentín, sin miedo alguno, iba tras el espoleando su caballo que resoplaba asustado... Hasta que al Llegar a la orilla del riachuelo, de donde se divisa las casitas del pueblo, y cuando ya la bella luz del amanecer se veía, desapareci6 el fantasma como humo... era el Chullachaqui!

-Como les digo -exclamaba don Purificaci6n-en esos momentos, valor y más valor... -Para terminar de contarles hechos del Chullachaqui, -nos decía don Purificaci6n-les narraré algunos más...
-Una vez don Juan Miguel se fue de caza, encontró en un tagual un paujil del tamaño de un pavo, hermoso, le apunto con la escopeta pero el ave voló a otra rama; volvió a apuntarle y el paujil, en el preciso instante, voló de nuevo a otra rama. Y así seguía el juego... Hasta que don Juan Miguel se dio cuenta que estaba internándose en un bosque muy oscuro, de árboles raros, desconocidos... era el Chullachaqui en forma de paujil! Don Juan Miguel se persigno y rezo... felizmente se había percatado a tiempo!
El Chullachaqui trato de engañarle, porque no decir de burlarse de dona Luzmila. Ella regresaba de su chacra. Era ya cerca del mediodía. AI pasar junto a unos árboles gigantescos de renaco, de grandes raíces retorcidas, se presentaron unos chanchitos gorditos y con pintas de tigre Chanchos aquí?, se pregunto 

 Pensó que algunos chanchos vagabundos estarían en ese lugar. Los chanchitos le hociqueaban en los pies, mostraban deseos de jugar... Iba a coger a uno de ellos... Cuando pego un salto y con él los otros, deteniéndose a regular distancia, como diciéndole: "Síguenos". Ahí mismo pensó que esos preciosos animalitos podrían ser el Chullachaqui. En el instante que pensó eso, los chanchitos se hicieron humo... y en el bosque resonó una carcajada horrible... era el Chullachaqui! Tomo valor y a todo correr y con el amparo de Dios llego a su casa.




Autor : Prof. EDGAR DAVILA ROSS
Derechos Reservados

1 comentario:

  1. Busco más cuentos, de este autor pero no lo encuentro, sus cuentos son hermosos y un buen recuerdo de mi infancia.

    ResponderEliminar

TE INVITAMOS A PARTICIPAR DEJANDO TUS COMENTARIOS, SON UNA PARTE IMPORTANTE PARA NUESTRA WEB